miércoles, 4 de agosto de 2010

ENTRE LO SAGRADO Y LO FANTASMAGÓRICO


Tenía previsto visitar la muestra de “Lo Sagrado Hecho Real” en el Museo Nacional de Escultura de mi Valladolid querido. Lo hice con más hincapié (y pienso repetir), desde que leía una opinión insertada en la genial Revista virtual Atticus, a la cual ya me siento honrado casi de pertenecer, aunque sea solo como mero admirador y lector…En dicho comentario se calificaba esta inigualable exposición algo así como “nada del otro mundo” y en cambio daba por hecho que era mucho mejor la otra muestra paralela de Jean Dubuffet en la Iglesia de la Pasión y Las Francesas de la ciudad vallisoletana. Es por ello que me desplacé exclusivamente a visitar ambas exposiciones y saqué mis propias conclusiones que intento exponer en este pequeño comentario.

No creo que fuese solo por deformación profesional escultórica, sino por la calidad de la misma, aluciné con “Lo sagrado hecho Real”, especialmente con las piezas imagineras barrocas allí expuestas. Sin hacer comparaciones ni distinciones de calidad, aún estoy estremecido con ese Ecce Homo de nuestro Gregorio Fernández, cuya factura y empaque anatómico deja sin aliento al más flemático…Aunque son obras muy conocidas de Montañés, Cano, Mesa, Mena… de la escuela andaluza y Gregorio Fernández de la castellana, no dejan siempre de sorprender al espectador y más aún cuando dada su cercanía, puedes aspirar hasta el aliento de sus almas de noble madera.

Con un cuidado montaje e instalación, nos sumimos en un misterio ambiental que hace aún más resaltar esculturas y lienzos de los grandes maestros del barroco español…

Por poner una pequeña guinda discordante a la muestra, se me antoja una gran desprotección de las piezas del cristo yacente de Gregorio Fernández y la Dolorosa del

granadino Pedro de Mena, ambas piezas muy singulares de estos soberbios imagineros cuya personalidad refleja la diferencia de hacer y manifestar que existe entre las dos emblemáticas escuelas, andaluza y castellana.

De cualquier forma, supuso un deleite que deja un sabor “a poco” y al menos a mi, esta Exposición se me hizo pequeña donde permanecí durante más de dos horas y que por supuesto pienso repetir en breve más visitas.

Con premura de tiempo me acerqué a la Iglesia de La Pasión para ver al “recomendado” Dubuffet y por más intentos que hice de buscar el argumento en que alguien se basaba de calificar de “mejor” a la recién visitada muestra del Museo, no lo encontré. Respetando al máximo a este artista contestatario francés, la muestra tanto pictórica como escultórica me pareció como su título indica “Fantasmagórica” en el más amplio sentido de su conjunto. Incluso, si ser un erudito experto en pintura, opino que la de este autor goza de una gran precariedad profesional. De sus esculturas cuya materia es muy primaria, diría que gozan de un decorativismo conceptual que funciona según el entorno y ambiente donde se encuentren. Para mí, nada más. Pero de querer comparar o valorar calidades entre una exposición y la otra nada ya que hay una disparidad de épocas y valoraciones que poco tienen que ver.

Las fotos que acompaño, especialmente la tomada en el Museo de Escultura, es un resultado de las condiciones limitadas y permitidas para su toma.

Jesús Trapote

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