lunes, 4 de enero de 2010

CARTA ANUAL A LOS MAGOS DE ORIENTE



Escribir la anual carta a los Magos de Oriente, no solo te reanima, sino que reconforta y transporta sin querer a las épocas efímeras de la infancia, donde esa bendita inocencia libre de maldades, te hacía creer en todo lo que la vida te ofrecía por muy descabellada que fuese su tesitura. Digo esto porque personalmente yo así lo siento y para muchos será una ñoñez, inmadurez o lo que es peor, gran síntoma de chochez o vejez prematura, algo que sinceramente, como se suele decir ahora, “me resbala bastante”. Para muchos quisieran tener la ilusión y vital ensoñación que estas experiencias provocan en el estado anímico, así como el ejercicio personal que supone escribir tus pensamientos, deseos y autoconciencias a estos entes mágicos que anualmente si queremos que nos visiten, con seguridad y gracias a nuestra convicción, lo harán puntualmente, no solo para obsequiarnos con nuestros caprichos materiales sino también para inyectarnos esa fuerza rejuvenecedora que nos ayudará a emprender el camino de ese año recién estrenado.

Así que después de este preámbulo de autoafirmación y defensa de la existencia material o inmaterial de estos tres personajes, debo entrar directamente al diálogo escrito con ellos, pues al fin y al cabo se que es lo que realmente les gusta: las misivas de los infantes y mucho más las de los niños/as grandes, que es como suelen llamar estas majestades a los asiduos y fieles seguidores, sea cual fuere su edad.

Y aquí me tenéis un año más, queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, dispuesto a abrir mi corazón a vuestra inmensa comprensión e infinita bondad para relataros con humildad mis andaduras por ese arduo camino que supone la trayectoria de la vida. Tampoco creáis que haya tenido muchas experiencias encomiables de alto grado, pues no me creo catalogado aún para recibir esta clase de recompensas. Simplemente vamos a dejarlo en que me doy por satisfecho con que haya subsistido en materia de salud, el eterno para mi, amor y finalmente satisfacciones profesionales que han engordado un poco más mi ego. No recuerdo haber hecho daño a nadie, al menos intencionadamente no me consta, y si en algún momento la ofensa ha caído de mi parte en cualquiera, francamente no ha sido mi intención por lo que desde aquí, poniendo como testigos a vuestras mágicas personas, pido perdón a los agraviados, si los hubiere.

Es tradicional la petición de fantásticos regalos por lo que en mi caso, me vais a permitir dejar a vuestra mágica decisión lo que estiméis para mi, aunque si reincidiré en continuar pidiendo cosas inmateriales como es una salud aceptable (solo con los achaques propios de la edad), fuerzas para seguir amando a todo hecho o ser que para mi se precie, mantener la amistad con quienes se lo merezcan y finalmente fortaleza para continuar creando ARTE a través de mi idolatrada expresión plástica de la escultura.

Vuestro fiel seguidor que lo es:

Enero 2010

Jesús Trapote

1 comentario:

  1. Me he visto retratada en las peticiones que has hecho a los Reyes Magos, sobre todo en la de que nos regalen una gran dosis de creatividad para poder acabar los rompecabezas en forma de cuadro o escultura, en los que las piezas no sólo son complejas si no que ¡ni tan siquiera existen! antes de comenzar el juego creativo.

    Muchas gracias por recordarnos que todavía tenemos padres bondadosos que velan y se ocupan de nosotros cada comienzo de año. Que te traigan todo lo que has pedido, que como niño consentido que eres, es mucho.

    ResponderEliminar