sábado, 20 de noviembre de 2010

LOS SUEÑOS,SUEÑOS SON

A veces construimos nuestros propios sueños que se convierten en historias tan reales como la vida misma. Nos metemos en ellos y revivimos sensaciones olvidadas o al menos aparcadas de nuestra vida y tratamos de mantenerlas latentes con ficticia ilusión. Lo malo es que vamos elevando a categoría de encumbrada realidad lo que no es más que el producto de tu imaginación, llegando a unos límites insospechados que te hacen volar entre mágicas experiencias. Vuelves a experimentar gratificantes sensaciones que incluso te hacen rejuvenecer el espíritu de la juventud efímera.

Entonces, cuando has conseguido consolidar tus sueños en lo cotidiano y los guardas como algo anímicamente compacto dentro del corazón, de una forma lógica y nada sorprendente, se derrumban, caen en un instante, sumiéndote como un gran idiota, en una absurda decepción. Es en ese momento cuando despiertas y te das cuenta de la auténtica realidad y la magnitud del embrollo mental en que te habías metido. Lo absurdo, lo evidente y lo previsible aparecen de nuevo en el pensamiento y caes, cual quinceañero, en la más profunda tristeza sin saber aún la causa exacta. Comienzan a aparecer las duras cuestiones que en estos casos surgen de la lógica y te hundes más en los abismos de la realidad…

Pero queda la gran felicidad vivida mientras estabas sumergido en estos sueños, los cuales te hicieron ver que aún estás vivo y capaz de sentir hermosas sensaciones que te hacen vibrar, crear y resucitar algo que creías haber perdido: la capacidad de amar en el más amplio sentido de la palabra.

Pero desafortunadamente, “los sueños, sueños son”, muchas veces para desdicha nuestra y así debemos aceptarlo.

Jesús Trapote